martes, 13 de junio de 2017

Gracias a Dios por el pecado... bueno, me refiero a...


Gracias a Dios por el pecado, bueno... lo que quiero decir es "Gracias a Dios por el concepto de pecado". En una sociedad en la que el concepto de pecado ha sido erradicado sólo nosotros, los creyentes, tenemos la libertad de tomar una postura firme para definir nuestro caminar.

Todos los demás están atados a la libertad de "tener que ser incoloros" en sus posturas, algo que en principio parece una buena idea pero al final resulta ser una cárcel porque te lleva a conclusiones absurdas e incongruentes...: el tolerante no puede tolerar al que él llama intolerante... y no lo tolera por no ser tolerante... eh... sip, así de confusa se pone la cosa.

Para el mundo "lo malo" es algo relativo, algo que cada quien decide si debe evitarse o no. Así  todo se permite y todo se prohíbe, sólo hay que maquillar las circunstancias.

Mientras tengamos una base segura (que en el caso del creyente no es la opinión de nadie en particular sino la norma que brota de Las Escrituras) estaremos a salvo de ciertas "libertades" que nos esclavizan. Lo "políticamente correcto" suele ser muy pocas veces correcto y generalmente sólo político.

Por ello, aunque el mundo clame por un gris indoloro, optemos por decirle pecado al pecado. Eso no quiere decir "despreciemos a quienes no creen" (todo lo contrario, sino ¿cómo mostrarles el camino más excelente?) sino simplemente "no seamos conformados a este mundo".

Tratar de encajar en los márgenes de este mundo siempre nos llevará a desechar algo de la verdad (porque por muy ancho que pinten su paisaje, aquellos de "mente abierta" tienen un margen muy estrecho para la verdad verdadera), y aunque sea sólo un poquito, desechando algo nos quedará media verdad... y eso no es otra cosa que una mentira completa.

Por eso, aunque suene anticuado -y a veces inflexible- seguimos teniendo la palabra y el concepto para lo que La Biblia llama pecado.

No dejemos de decirle blanco al blanco...o, como se decía hace tiempo: decirle pan al pan y al vino, vino.

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