domingo, 13 de marzo de 2016

Alex y los puntos...

La verdad es que solamente Alex se preocupa por los puntos. A nadie más le interesa saber lo que un punto logra a lo largo de su pequeño diámetro o si es capaz de desarrollar un pensamiento más complejo que eso que le llaman un simple punto de vista (...o vista de un punto).

La "gente bien" tampoco se preocupa por lo acertadas o desatinadas que pueden llegar a ser las opiniones de los puntos, o si son importantes o jitanjáforas gastadas que sólo sirven para elevar los silencios, pero eso sí, a la hora de la verdad, cuando la cosa está color de hormiga, todos quieren participar de la buena puntería.

De esto sé mucho  porque yo mismo empece mi vida como una diminuta manchita y Alex me enseñó a engordar parejo hacia todos lados, y  pasar, de ser una mancha desordenada y minúscula, a ser un pequeño punto simétrico y regordete. También aprendí de él a desplazarme rápidametne dejando marcas en el camino y así disfrazarme de línea; aunque debo reconocer que sólo lo hago de vez en cuando porque las líneas no me caen bien. (Son todas estiradas y arrogantes, como las famas).

En el fondo sospecho que Alex también es un punto... un punto con el cabello largo, por supuesto, qué más podría decir, al final de cuentas Alex es mi amigo...
...y punto.

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Hace algunos años, mi amigo Alejandro Alex  Rodriguez escribió un cuento sobre un punto. Hoy 13 de marzo, quise recordar su cumpleaños con este pequeño cuentito que -como otros cuentos míos-, es un plagio mal recordado de lo que él escribió. Que sea un homenaje a las muchas guitarreadas que nos faltan y que todavía nos esperan... apenas crezcan un poco los hijos...


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