martes, 26 de enero de 2016

Reflexiones al pie del semáforo...

De pronto, sin darme cuenta, me vi ausente de nación y residencia... bueno, tal vez no es para tanto pero permítanme una gota de dramatismo... lo que pasa es que yo nací en un país que ya no existe. Nací en la República de Bolivia, pero ahora mi país natal se llama "Estado Plurinacional de Bolivia", parece un cambio menor pero hubo implicaciones gigantescas (las cuales no voy a mencionar ahora).

Unos años después, el Distrito Federal también desaparece para dar lugar a la novísima Ciudad de México, y ese cambio trae muchas implicaciones para todos los que vivimos en esta ciudad... o en este ex DF.

Hace unos días, entre un semáforo y otro, me di cuenta de que dos lugares que fueron tan importantes para mí (República de Bolivia y el DF), así sin más, dejaron de existir de un día a otro.

Así atardecía en Santa Cruz, Bolivia, el día de mi boda...
Un par de años antes del cambio
¿Será que así debo ver las cosas de este mundo? Es decir, un día -y creemos que pronto- todo esto que vemos y palpamos también desaparecerá y dará lugar a una nueva realidad, a un nuevo mundo... y eso traerá implicaciones y cambios universalmente trascendentales.

Todo lo que nos rodea es frágil y perecedero. Cielos y tierra pasarán pero La Palabra permanece para siempre. La documentación de identidad que yo tenía desde que mis papás tramitaron mi primer pasaporte, un día dejó de ser útil y válida. De la misma manera, si busco mi identidad en las cosas que están en este tiempo y esta tierra, veré diluirse todo en un abrir y cerrar de ojos.

Pensaba en eso cuando de pronto, el semáforo, de un instante a otro mudó de rojo a verde... y me fui, debo confesarlo, un poco nostálgico de aquella nación que ya no existe y expectante por la ciudad que comienza a amanecer. Apagué el radio y sólo resonaba en mi mente: "no soy de aquí, ni soy de allá. No tengo edad ni porvenir..."

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