jueves, 1 de octubre de 2015

Los cuentos del tío Segundo...

Perdón por la nostalgia...

Esta semana mi papá me contó que murió el tío Segundo, aunque en realidad no lo veía hace más de 25 años, siempre lo recordábamos con cariño.

En Vallegrande, ese pueblito que se hizo célebre al albergar la tumba del Che Guevara, mi tío tenía una tienda en la que había juguetes, instrumentos de ferretería, fruta y cigarros.  Cuando éramos niños íbamos bastante seguido a ese "México Chico" (Vallegrande se conoce como "México Chico" por esa tradición de cantar canciones rancheras y porque prácticamente todos en el pueblo tocaban guitarra... y eso se veía en las películas del cine de oro mexicano) 

Tengo muchos recuerdos de esos tiempos con el tío Segundo, por ejemplo, tengo muy marcado en la memoria cómo nos sentaba a la mesa y con un machete partía una sandía... así, sin más ni más, le entregaba una mitad a mi hermana y me daba la otra a mí, y así pasábamos la tarde. O cómo con una sonrisa habitual sacaba monedas de las orejas de todo el mundo y hacía magia en el momento más inesperado.

Pero tal vez la manera más profunda en la que el tío impactó mi vida fue a través de las historias que mi papá nos contaba a la hora de dormir. En aquella época no queríamos las historias clásicas para niños, exigíamos siempre "Un cuento del tío Segundo". Mi papá entonces nos contaba historias fantásticas protagonizadas por dos niños: Ibertcito y Carlita, juntos se metían en varios problemas y siempre salían airosos con la ayuda de la magia del tío Segundo y los siempre útiles "polvitos mágicos de la tía Celestina"

Esta semana, mientras comentaba esta noticia con mi esposa, ella me recordó cómo cuando llegué a México comencé a escribir cartas -a manera de una bitácora personal-, y cómo esas cartas (que nunca envié a nadie) siempre estaban dirigidas con cariño al tío Segundo.

Hoy cierro ese capítulo. Ya habrá tiempo de releer todo lo que escribí, que en cierto sentido, seguían siendo cuentos del tío Segundo... sólo que en este México, que no es tan chico...

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